Grande Loco!!!
En esos ocho segundos en que sus piernas parecían quebrar la lógica de la velocidad, en el pensamiento confuso de Juan Vargas surgía ese niño con su carita pintada de rojiblanco, la mirada extraviada de “Chemo”, la desesperación contenida de un grupo de muchachos en uno de esos palcos, la bandera peruana flameando allá en lo alto del Monumental, toda esa gente agolpada a las afueras de una pollería observando el televisor tras el vidrio. El “Loco” contuvo la respiración y corrió con todas sus fuerzas.
Ni Batagglia, ni los once argentinos podían haber derrumbado la ilusión de un loco que ha perdió el juicio por su país. Ni Basile, ni nadie podía detenerlo. No podíamos perder. En los noventa y dos minutos y cincuenta y cuatro segundos que habían transcurridos hasta ese instante inmortal, esa selección de millones de euros y piernas tocadas por la gracia de Dios no había podido superar a esa selección peruana solidaria y de un corazón descomunalmente fervoroso. Estoico, Vargas siguió en pie, imparable.
Cuando Battaglia quedó regado por el suelo y el “Loco” sentía que las fuerzas lo abandonaban después de cincuenta metros de vértigo, cerró los ojos, sintió a todo el estadio puesto de pie, y las voces multiplicadas tras de él, parecían repetirle lo mismo. No perdemos. No perdemos. Nadie más que Vargas sabía que no podían irse con la derrota en los bolsillos. Ese gol de Cambiasso, a sólo diez minutos del final, después de una desconcentración en salida, era una fotografía mentirosa del partido.
Todo lo entregado en ese primer tiempo lo demostraba. Se veía en el rostro de Zambrano al que no le importó pisarle siempre el talón al “Kun” Agüero, en las piernas incansables de Rainer lanzadas siempre al encuentro de Messi, de Riquelme, de Gago. No podíamos perder. Fano se había tragado en silencio todos los puñetes y trancazos de Demichelis y Coloccini, y Solano volcado todo su intelecto futbolístico para sorprender a una Argentina convencida que con sus individualidades bastaba.
La razón, lo números, el análisis anterior, decían que era imposible, pero el corazón se resistía a creerlo. Sobre todo, ante ese desenfado puesto de manifiesto a lo largo de un partido. Chávez tuvo una, Fano otra. Carrizo era el aguafiestas. En ese último instante, Vargas volvió a abrir los ojos, vio la sombra del “Cholo”, y pateó con las últimas fuerzas que le quedaban en su zurda. Un segundo después creyó ver a ese niño con la carita pintada, a los muchachos del palco, a “Chemo”, y a todos esos fuera de la pollería fundidos en un abrazo eterno y la bandera, allí en lo alto del Monumental, flameando altiva más hermosa que nunca.
Diario El Bocón.... excelente crónica
Que tal golazo!!! de verdad que para gritarlo una y otra vez.... grande loco!! grande cholo!! grande Perú!!!!
Comentarios
buen gol.. aunk no soy fantica asi k pos..
jeje besos!
Saludos!!
un beso
mosquetera mari
lo maximo!
GOOOOOOOOl!
te imaginas los pavos q se quitaron del estadio? como se habran arrepentidoooooo
De futbol no entiendo, pero golllllllllll!!!
Besos
un beso
mosquetera mari
Ademas, ya estaba durmiendo para cuando se jugo el partido...
Pero tampoco soy muy futbolero, asi q me alegro por Perú, pues... ^^
Te dejo un abrazo